La terapia del shock en la URSS

La Terapia del Shock fue implantada por primera vez por los Chicago Boys en el Chile de Pinochet en 1975, y se refiere a los procesos de rápida liberalización, privatización y recorte drástico del gasto público (denominado estabilidad financiera). Tras el caso chileno, se implantó también en 1985 en Bolivia bajo Gonzalo Sánchez de Lozada.

La caída del Muro de Berlín en 1989 y la disolución de la URSS en 1991, fue una oportunidad que la Casa Blanca no iba a dejar pasar, y tomó la iniciativa para convertir rápidamente a las antiguas repúblicas socialistas soviéticas, en economías de libre mercado. Los antiguos agentes de inteligencia y contrabandistas de armas a sueldo de los EEUU, y sus respectivas redes de influencia locales, se pusieron manos a la obra en el terreno, con la ayuda exterior de los académicos de la Universidad de Harvard y las agencias de ayuda humanitaria estadounidenses, destacando USAID.

Así, la Terapia del Shock se fue implantando en Polonia (1990), Checoslovaquia y Bulgaria (1991), Rusia, Albania, y Estonia (1992), y finalmente Letonia (1993).

Nos centraremos en el caso de Rusia. Durante el golpe de estado contra Mijail Gorbachov, apareció en escena el entonces recién elegido presidente de la República Rusa, Boris Yeltsin, oponiéndose a los golpistas, de forma muy pública y mediática (encima de un tanque de las tropas golpistas), ganándose el apoyo de una gran parte de la población rusa. El golpe se consiguió paralizar, pero ése era solo el primer acto.

La perestroika de Gorbachov buscaba crear, mediante un nuevo Tratado de la Unión, una Unión de Repúblicas Socialistas Soberanas, lo cual fue aprobado por el 77,85% de los votantes en el referendum de 17 de marzo de 1991. Esto no satisfacía ni a la vieja guardia soviética (por eso intentó el golpe de agosto de 1991) ni a EEUU, que lo que buscaba era desmembrar la URSS y que se abandonara rápidamente el comunismo.

El presidente Bush ya tenía noticias del intento de golpe de estado en la primavera de 1991. El ritmo de las reformas económicas que prometía Gorbachov eran demasiado lentas para los EEUU, y la Casa Blanca decidió apoyar un cambio de poder, a favor un líder más afín y manejable: Yeltsin. La Casa Blanca ordenó a la NSA que mantuviera informado a Yeltsin de las comunicaciones que interceptaba de los golpistas, y «diplomáticos» estadounidenses visitaron a Yeltsin durante los días del golpe, como él mismo reconoció. Yeltsin pudo anticipar los movimientos de los golpistas y aparecer como el héroe que paró el golpe de Estado.

Sin embargo, Yeltsin no impedía el golpe de Estado porque apoyara a Gorbachov. En diciembre de 1991 se reunión en secreto, y sin la presencia de Gorbachov, con los presidentes de las repúblicas de Bielorusia y de Ucrania, que pactaron la disolución de la URSS y la respectiva independencia.

La Rusia independiente de Yeltsin permitía acelerar el ritmo de la Terapia del Shock. Para ello se servirían los estadounidenses de un socio local como Anatoly Chubais, “padre de la privatización rusa,” y su corte, o como a menudo eran denominados la «Banda de San Petersburgo» o el «Clan Chubais». El Clan Chubais junto con la USAID, asumieron la tarea de transformar la economía rusa, usando fondos de Occidente. Chubais era presidente del Russian Privatization Center (RPC) y cabecilla del State Property Committee (GKI), la agencia a cargo de la privatización de las empresas estatales. También fue el gerente de la campaña de Boris Yeltsin que supuso su re-elección en 1996, tras la que fue nombrado jefe de gabinete y adjunto del Primer Ministro.

Lawrence Summers, que fue jefe económico del Banco Mundial y en el Departamento del Tesoro de los EEUU y posteriormente llegaría a ser presidente de Harvard, estuvo detrás de las reformas llevadas a cabo en Rusia por Harvard y por el Clan Chubais. Junto a Summers estaban Jeffrey Sachs (autor principal de la «Terapia del Shock» y director del Harvard Institute for International Development (HIID)), Andrei Shleifer (economista americano de origen ruso y director de proyectos del HIID en Rusia), Jonathan Hay (graduado en Derecho en Harvard y director general del HIID en Rusia). Jonathan Hay era el intermediario clave entre el Clan Chubais y las agencias de ayuda exterior.

La transformación de Rusia en una economía de mercado era el proyecto más grande que el HIID había asumido. El HIID recibió sus primeros 2,1 millones de dólares de la administración Bush en 1992. En los siguientes cinco años, el HIID recibió 40,4 millones de dólares en subvenciones para su trabajo en Rusia .

A finales de 1991, Yegor Gaidar (otro componente del Clan Chubais) fue nombrado Secretario del Tesoro de Rusia, luego Adjunto del Primer Ministro, y después Primer Ministro de junio a diciembre de 1992, introduciendo la «Terapia del Shock» de Sachs. La «Terapia del Shock» consistió en una flexibilidad en la oferta monetaria, eliminación de los subsidios estatales y una inmediata liberalización del comercio. Gaidar estaba convencido que con esta «terapia» podrían transformar rápidamente la estancada economía rusa en un sistema de mercado capitalista. El resultado fue más «shock» que «terapia»: en un año la inflación creció un 2.500% y muchos tuvieron que dedicar sus recursos a comprar bienes de primera necesidad.

Por su parte, Chubais ofreció a los bancos las acciones de las empresas públicas rusas más valiosas (de los sectores del petróleo, gas y metal), a cambio de préstamos. Cuando el gobierno ruso no pudo hacer frente al pago de los préstamos, los bancos se quedaron con enormes holdings en los sectores más provechosos de la economía rusa, como la mina de niquel Norilsk, y las petroleras Yukos y Sibneft (ahora denominada Gazprom Neft). Los nuevos oligarcas ayudaron a Boris Yeltsin en su campaña de re-elección de 1996, canalizando las ganancias que habían obtenido a costa del patrimonio público de los rusos .

Hasta tal punto llegaba el apoyo estadounidense a la re-elección de Yeltsin que, a pesar de los escándalos de corrupción electoral que se habían destapado en la campaña de Yeltsin, el Secretario del Tesoro de EEUU dijo: «Pensamos que estaba bien. Esperábamos que Yeltsin fuera elegido. No nos preocupaba para nada la corrupción electoral. Queríamos meter dinero en su campaña» .

La avaricia del Clan Chubais se planificó mucho mejor cuando junto con el HIID idearon el establecimiento de una agencia independiente para captar las ayudas de las organizaciones internacionales. Las agencias occidentales de ayuda preferían agencias civiles para esquivar la burocracia. Así nació, en noviembre de 1992, el RPC: Russian Privatization Center. Si bien todos sus directivos eran altos funcionarios rusos, y daban la apariencia de ser una organización gubernamental, formalmente era una ONG.

Con la ayuda del HIID en cuestiones de financiación, operaciones y proyectos, el RPC recibió unos 45 millones de dólares de USAID y millones de dólares más en ayudas de la UE, Japón, Alemania, el British Know How Fund, y otras organizaciones gubernamentales y no gubernamentales. El RPC también recibió 59 millones de dólares del banco Mundial y 43 millones de dólares del Banco Europeo para la Reconstrucción y el Desarrollo. Todo ese dinero tuvo que ser devuelto, en algún momento, por el pueblo ruso .

Además de crear organizaciones para establecer un mercado de capitales ruso, o think tanks dedicados a las reformas legales que tenía que hacer Rusia para ser una economía de libre mercado, realmente no se sabía muy bien el destino de todo ese dinero. En algún momento se descubrió que unos 10.000 millones de dólares fueron a parar ilegalmente a una cuenta en el Bank of New York .

Los propios directivos del HIID aprovecharon información privilegiada y el desvío de fondos para comprar acciones de las empresas públicas privatizadas. En agosto de 1994, Shleifer empezó a comprar acciones de empresas petroleras rusas, invirtiendo unos 4 millones de dólares hasta noviembre de ese año. Otros componentes del Clan Chubais y de la HIID hacían lo mismo; incluso George Soros se benefició enormemente con estas operaciones a corto plazo. Las firmas de inversiones estadounidenses con contactos en el Clan Chubais, como Farallion, recomendaban comprar acciones de empresas rusas y bonos de deuda pública del gobierno ruso, utilizando información privilegiada ..

Las operaciones especulativas a corto plazo sobre los bonos rusos que hacían estos inversores extranjeros, incluso llegó a devaluar el rublo y forzó al gobierno ruso a solicitar en agosto de 1998 una moratoria en el pago, cuando los inversores extranjeros, durante la crisis asiática de 1997, decidieron vender sus bonos de deuda pública .

Los resultados que obtuvieron los «Harvard Boys» y el Clan Chubais fueron muy significativos:

  • En 1995 el índice de mortalidad creció un 70% por comparación con el año 1989, llegando a la cifra de 2,2 millones de personas al año.
  • El período comprendido entre 1990 y 1995 estuvo también caracterizado por un gran incremento de la desigualdad de ingresos entre la población estimulado por el proceso de privatización. Por ejemplo, en 1995 el 20% (la parte alta) de la población total representaba el 46,3% de la renta total de la Federación Rusia, mientras que el 20% (la parte baja) representaba solamente el 6,1%.
  • Desde 1990, el PIB de Rusia estuvo disminuyendo constantemente, alcanzando su punto más bajo en 1999. Después, el índice de crecimiento del PIB se estabilizó por encima del 0%, y no fue hasta el 2004 que el país llegó al nivel que había alcanzado en 1990.
  • Los años 1998 y 1999 fueron probablemente los peores para la economía rusa. En 1999, la deuda externa ascendió a un 90% del PIB.
  • Como consecuencia de la crisis económica de 1998, el rublo ruso se devaluó en un 400%.

La intervención de Harvard en el saqueo de las empresas públicas rusas y la creación de la oligarquía rusa, además de los casos de corrupción, todo ello a costa del pueblo ruso, dejan una clara muestra de la visión de estos economistas y consultores sobre su concepto de neoliberalismo y de «Terapia del Shock»: el robo y el expolio a los pueblos.

Los «Harvard Boys» fueron investigados y juzgados en EEUU, y tuvieron que dimitir de sus cargos, pero posterioremente fueron rehabilitados, e incluso premiados. Por ejemplo, Summers fue elegido por el presidente Obama como director del Consejo Económico Nacional de la Casa Blanca. Chubais sigue asumiendo diferentes puestos directivos en empresas y consultoras tanto rusas como internacional, como JP Morgan .

Referencias