Operaciones de bandera falsa (false flag)

Una operación de bandera falsa significa cometer un acto atroz, incluso contra tus propios intereses o población, diseñado para que parezca realizado por tu enemigo, y utilizarlo como pretexto para iniciar una guerra o aprobar leyes draconianas contra los derechos y libertades civiles amparados en la seguridad nacional. Los casos de operaciones de bandera falsa son muchos, se han producido en diversas épocas y por muchos países, también los supuestamente democráticos, como EEUU o Reino Unido .

Probablemente uno de los casos más claros (muchos años después) fue el del incidente del Golfo de Tonkin en 1964, que supuso la carta blanca del Congreso para que EEUU pudiera implicarse más en la Guerra de Vietnam, y cuyo segundo ataque contra un buque estadounidense, atribuido a las fuerzas norvietnamitas, realmente no se produjo .

Otro de los casos más graves y comprobados, también protagonizado por EEUU, fue el argumento de que Irak poseía armas de destrucción, apoyado públicamente por el New York Times que publicó una serie de artículos que probarían que Irak poseía armas de destrucción masiva, todo lo cual justificó que se aprobara una resolución del Consejo de Seguridad de la ONU que se interpretó que autorizaba la invasión de Irak, que finalmente se produjo. Por supuesto, no se encontró ni rastro de las armas de destrucción masiva, e incluso el informe de Charles Duelfer, en 2004, estableció que: «Saddam Husayn ended the nuclear program in 1991 following the Gulf war. ISG found no evidence to suggest concerted efforts to restart the program.

Las operaciones de bandera falsa no sólo se producen para grandes intervenciones militares, sino también para justificar la represión contra la población civil disidente u opositora al poder gubernamental. Los agentes provocadores (policías vestidos de civiles que inician disturbios), comenzó en EEUU como parte del programa COINTELPRO y supuso que entre 1950 y 1970 las manifestaciones estuvieran infiltradas por agentes provocadores.

Más recientemente, en Italia fueron condenados jefes policiales que ordenaron apalearon salvajemente a unas noventa personas que estaban durmiendo en una escuela, en el marco de las protestas contra la reunión del G8 en 2001 en Génova, y lo encubrieron con pruebas y declaraciones falsas .

En Londres también hubo testigos que declararon públicamente haber visto a policías actuar como agentes provocadores de disturbios en manifestaciones contra reuniones del G20 .

Y en el marco de las protestas del independentismo catalán también se han dado casos de agentes infiltrados agredidos por sus propios compañeros .

Referencias