Crisis sistémicas, capitalismo en crisis y un sistema capitalista de la crisis

El repaso de las crisis económicas y financieras que han azotado, primero, a grandes potencias económicas, luego a regiones enteras y, cada vez más, a todo el sistema económico mundial, nos debe llevar a considerar que el problema no es ajeno al sistema capitalista, sino que está en sus propios fundamentos. El National Bureau of Economic Research recopila hasta 35 recesiones estadounidenses, sólo desde 1854, a una media de 2 por década, cada 11 años como máximo entre ellas.

Por supuesto, cada crisis es diferente, pero no se puede ignorar lo que tienen en común. Las tormentas también son diferentes entre sí, pero todas son producto de la meteorología. Lo cierto es que, siguiendo la crítica marxista, el capitalismo ha convertido el dinero en una mercancía, que se puede «comprar y vender» y que se auto-expande en forma de intereses. Esto hace que, cuando hay una sobreproducción o bien los rendimientos de la economía real son decrecientes y escasos, la avaricia capitalista (ambición la llaman) conduce a la especulación financiera (innovación la llaman algunos) y la economía de casino.

Así pues, lo que podrían parecer crisis, depresiones o recesiones coyunturales, se han convertido en parte inseparable del sistema capitalista, como consecuencia de (y como adaptación a) la propia crisis del sistema capitalista para cumplir las funciones económicas que se exigen a cualquier sistema económico. En definitiva, la fragilidad e inestabilidad financiera es parte del sistema capitalista.

La descripción de los ciclos económicos de Hyman Minsky, clarificó esta situación:

  • Una crisis comienza con un “desplazamiento” (displacement), es decir, algún evento exógeno al sistema macroeconómico. Sólo se requiere que sea lo suficientemente importante para alterar las perspectivas económicas cambiando las oportunidades de beneficios en al menos un sector importante de la economía.
  • El “boom” es alimentado por una expansión del crédito bancario que incrementa la oferta total de dinero como consecuencia de las mejores perspectivas económicas y, a su vez, la disminución en las percepciones de riesgo de no-pago. En la medida que se traduzca en un aumento de la demanda efectiva de bienes o activos financieros, esto presiona sobre la capacidad de producción o bien sobre la oferta existente de activos financieros. En la medida que las nuevas inversiones tienden a liderar subidas de ingresos, se desarrolla una retroalimentación positiva que tiende a incrementar las inversiones para incrementar más aún el ingreso.
  • En este momento puede desarrollarse lo que Minsky llama “euforia”, etapa que se caracteriza por una sobreestimación de los beneficios que lleva a los inversores a comprar bienes y títulos para beneficiarse fundamentalmente de las ganancias de capital asociadas con los incrementos anticipados de precios de esos mismos bienes y títulos. Tal especulación por incrementos de precios se añade a la inversión para producción y ventas. El resultado de la continuación de este proceso es una situación de “exceso de comercio” (overtrading), es decir un estado de especulación sobre incrementos futuros de precios de activos o bienes derivado de la sobreestimación de los retornos proyectados o “apalancamiento excesivo”.
  • En la medida que el boom especulativo continúa, tanto las tasas de interés como la velocidad de circulación y los precios siguen creciendo. Es así como nos encontramos en una etapa que puede calificarse como “manía” o “burbuja” en donde la especulación sobre las ganancias de capital futuras priman por sobre el comportamiento de los fundamentos económicos.
  • En algún momento, algunos pocos, tal vez con información privilegiada pero no necesariamente, deciden tomar sus beneficios y vender. En la cima del mercado existe vacilación en la medida que aquellos que ingresan contrarrestan a los que se retiran. Los precios comienzan a ceder. Entonces puede sobrevenir un período de “dificultades financieras”. En la medida que las dificultades persisten, los especuladores se dan cuenta, gradualmente o repentinamente, que el mercado no puede subir más, con lo cual los elevados rendimientos esperados que alimentaron los beneficios se revisan a la baja detonando una venta de activos. La salida de activos o instrumentos financieros de largo plazo hacia el dinero (demanda de liquidez) puede tornarse en estampida.

El efecto de esta venta sobre el sistema económico-financiero dependerá de los tipos de financiación de los diferentes agentes económicos. Al respecto, Minsky distingue tres tipos de políticas de financiamiento que pueden aplicar los agentes económicos, las cuales dependen
fundamentalmente de la relación entre los ingresos operativos de los agentes y los pagos comprometidos de servicios de la deuda.

  • Financiamiento de cobertura: El ingreso operativo anticipado es superior a los pagos de los servicios futuros de su deuda en cada momento del tiempo, tanto capital como intereses. No necesita endeudarse para hacer frente a sus compromisos financieros.
  • Financiamiento especulativo: El ingreso operativo anticipado no alcanza para pagar la totalidad de los servicios futuros de su deuda
  • en cada momento del tiempo. Sin embargo, en términos de valor presente, el agente es solvente a las tasas de interés corrientes. Suelen ser situaciones en las cuales los servicios superan a los ingresos en el corto plazo, pero la tendencia se revierte a partir de determinado momento. Suelen también ser situaciones que enfrentan aquellos agentes que no tiene ingresos suficientes para hacer frente a los pagos de capital, pero sí para pagar los intereses, con lo cual deben endeudarse para obtener los fondos necesarios para cancelar estos últimos.
  • Financiamiento Ponzi (o no-sostenible): El ingreso operativo anticipado no alcanza para hacer frente al pago de los intereses, con lo cual para poder cumplir con sus compromisos debe incrementar su endeudamiento o vender activos. Podría verse como un financiamiento especulativo desmesurado, en el cual la solvencia depende sensiblemente de un nivel bajo de tasas de interés. Difiere del financiamiento especulativo antes mencionado sólo en cuestión de grado (y, tal vez, en intencionalidad).

Cada tipo de financiacióno va a determinar la sostenibilidad o no de la solvencia de quien lo realiza ante cambios en la tasa de interés. Si bien una caída en los ingresos tendrá efectos adversos bajo cualquier tipo de financiamiento, una baja en la tasa de interés sólo afectará aquellas que practiquen financiamiento especulativo o Ponzi, porque son precisamente este tipo de firmas las que necesitarán una refinanciación de sus deudas para hacer frente a sus compromisos. Por ello, mientras menor sea la proporción de firmas que practiquen financiamiento con cobertura, mayor será el nivel de apalancamiento de la economía y, por ende, menor será la estabilidad de su estructura financiera. De darse tal situación, nos encontraremos entonces en una situación de “pánico”. El pánico se alimenta a sí mismo, como lo hizo la especulación, hasta que se dé alguna de las siguientes tres situaciones:

  1. Los precios caen tanto que los agentes económicos se ven tentados nuevamente a volver hacia activos menos líquidos;
  2. El intercambio se detiene mediante el establecimiento de límites a la caída de precios, cerrando algunos intercambios o directamente las operaciones;
  3. Un prestamista de última instancia tiene éxito en convencer al mercado que el dinero estará disponible en volumen suficiente para satisfacer la demanda de liquidez.

La hipótesis de Minsky es que las crisis financieras son inevitables en todo sistema de libre mercado, salvo que haya una intervención estatal en la economía y el sistema financiero. Por tanto, cuanta mayor sea la desregulación financiera y la liberalización de los mercados y los flujos de capitales, tal y como proponen las instituciones de Bretton Woods (FMI, Banco Mundial) o la Organización Mundial del Comercio (OMC), más frecuentes y graves serán las crisis financieras.

En las primeras épocas del capitalismo era más difícil que interesara la especulación financiera, ya que, al final, en una economía deprimida no se pueden seguir obteniendo beneficios y, si no hay un entorno para hacer inversiones, incluso puede que se pierda riqueza por la inflación o la depreciación de la moneda. Sin embargo, los grandes capitalistas encontraron la solución en la liberalización global del capitalismo, para que sea más fácil especular y crear burbujas financieras, y saltar a otro mercado para hacer lo mismo, optimizando los beneficios. No hay ningún compromiso con la economía nacional o regional, simplemente especulación, avaricia y expolio, con lo que el sistema capitalista global incentiva estos comportamientos especulatorios, al ser ampliamente recompensados con enormes beneficios.

Si en lugar de recopilar las crisis económicas y financieras que han ocurrido en EEUU, consideramos cómo se han desplazado las crisis a lo largo del mundo, desde mitad del siglo XX encontramos pocos años libres de alguna crisis importante:

  • 1973-1980 Crisis del petróleo (EEUU, Japón, algunos países europeos)
  • 1980-1985 Crisis de la deuda latinoamericana (Brasil, México y Argentina)
  • 1982 Crisis económica de Chile
  • 1987 Lunes negro (global)
  • 1986-1991 Crisis de la burbuja inmobiliaria y financiera de Japón
  • 1992 Miércoles negro (Reino Unido)
  • 1992-1994 Crisis económica española
  • 1994 Crisis económica en México (llamada Efecto Tequila o Error de diciembre)
  • 1994 Crisis bancaria en Venezuela
  • 1997 Crisis financiera asiática (Tailandia, Malasia, Indonesia, Filipinas, Corea del Sur, Hong Kong, Taiwan)
  • 1998 Crisis financiera rusa
  • 1999-2009 Crisis financiera ecuatoriana
  • 1999-2003 Crisis de la burbuja puntocom (EEUU y Europa)
  • 2001 Crisis financiera argentina («corralito»)
  • 2003-2004 Crisis financiera dominicana
  • 2008-2013 Gran recesión (global)
  • 2010-2014 Crisis de la zona euro (UE)
  • 2015 Crisis bursátil en China
  • 2016 Crisis bancaria italiana y portuguesa
  • 2018-2019 Guerra comercial entre EEUU y China
  • 2020-2021 Crisis económica por la pandemia de la Covid-19 (global)

Como se puede apreciar en el listado, pocos años quedan sin alguna crisis económica-financiera que afecte a las potencias económicas mundiales y a las economías emergentes, y es que, aunque en algunas épocas los inversores globales especulan en las economías emergentes, que son sometidas y obligadas por el FMI y el Banco Mundial a liberalizar sus mercados y privatizar sus bienes públicos, para poder financiar su deuda pública, cuando los especuladores abandonan tales mercados, ya sea con beneficios o pérdidas, acaba afectando también a las capitales de las metrópolis.

Por tanto, desde una perspectiva global, los ciclos de expansión y contracción que mencionaba Minsky, más bien se traducen en crisis continuas, a veces intermediadas por épocas de estancamiento. Realmente, desde el final de los Treinta Gloriosos, ya sólo hay vacas flacas y burbujas financieras, que es lo que genera la ilusión de que el sistema capitalista sigue vivo.

Referencias