La dolarización no sólo se ha impuesto de facto o por la fuerza, sino que también ha habido economías, sobre todo en vías de desarrollo, que la han adoptado como una supuesta solución a los problemas de inflación, déficit fiscal y pérdida de confianza en las economías nacionales. La dolarización la entendemos, de manera amplia, como el abandono de la moneda local y la adopción de una moneda extranjera como es el dólar. Los ejemplos de dolarización no son muchos, pero en Latinoamérica se concentran algunos casos: Panamá (1904), Ecuador (2000), El Salvador (2001), y Argentina (1991), aunque no dolarizó pero sí hizo paridad cambiaria.
Ecuador adoptó oficialmente el dólar como moneda de curso legal en el año 1999, después de que el país sufriera una gran crisis económica e inflacionaria a finales de la década de 1990. Entre 1998 y 1999 la devaluación de la moneda casi lleva al Ecuador a convertirse en un Estado fallido, además de ir acompañada de una serie de quiebras de bancos y de cooperativas de ahorro y crédito. El gobierno constitucional del Jamil Mahuad, un abogado formado en la Universidad John F. Kennedy School of Goverment de Harvard, tras rescatar a la banca, anunció en los últimos días de 1999, la dolarización de la economía de Ecuador, junto con un plan de austeridad (supuso una reducción del 60% del presupuesto militar) para acceder a créditos del Fondo Monetario Internacional. En el país se sucedían las huelgas: taxistas, transportistas, educadores, trabajadores de la salud, etc. La agrupaciones socialistas y de izquierda, junto con movimientos indígenas, convocaron protestas en Quito en contra de la dolarización, para el 21 de enero de 2000, y con el apoyo de las Fuerzas Armadas de Ecuador, derrocaron al presidente Mahuad que se refugió en la embajada chilena. A las pocas horas del golpe de Estado, el alto mando de las Fuerzas Armadas del Ecuador decidió entregar el gobierno al vicepresidente constitucional Gustavo Noboa. Todo cambió, para que nada cambiara, porque el gobierno de Gustavo Noboa mantuvo el sistema de dolarización y acentuó las nuevas políticas económicas iniciadas por la etapa final del gobierno de Mahuad.
La dolarización hace más dependientes monetaria y comercialmente a dos países, pero no en la misma medida. En el plano monetario, las decisiones sobre la politica monetaria expansiva o restrictiva es monopolizada por la Reserva Federal de los EEUU, pero teniendo en cuenta las necesidades de la economía estadounidense, no las de la economía dolarizada. Por tanto, si EEUU no está en crisis, pero sí la economía dolarizada, no habrá opciones de recurrir a una política monetaria expansiva, que puede ser necesaria para reactivar la economía dolarizada.
En el plano comercial, efectivamente la dolarización potencia los intercambios comerciales entre ambos países, pero principalmente en un sentido, esto es, la economía dolarizada va mermando su capacidad productiva interior, que se ve desplazada por las importaciones de bienes de consumo inmediato, procedentes de EEUU .
Además, la dolarización exige toda una serie de reformas para permitir una total libertad de movimientos de capitales que procedan de EEUU, flexibilización del mercado laboral, privatizaciones, etc., para que se produzca inversión extranjera directa. Esta inversión suele ser positiva en una economía de mercado, pero, por ejemplo, en Ecuador lo que sucedió es que la inversión extranjera directa se centró en operaciones a corto plazo y especulativas, que no favorecen el desarrollo de la capacidad productiva nacional, sino más bien una terciarización de la economía .
No obstante, aunque la dolarización, como su nombre indica se refiere a la adopción del dólar estadounidense como moneda interna, también el franco y ahora el euro se han utilizado para dolarizar algunas economías que fueron colonias francesas, con el franco CFA (colonias africanas) y el franco CPA (colonias polinesias), creadas ambas en 1945 cuando Francia ratificó los acuerdos de Bretton Woods. El motivo de la creación de estas monedas vinculadas al franco francés fue que, con la firma de los acuerdos de Bretton Woods, el franco francés era una moneda débil, ya que tuvo que ser devaluada a fin de fijar una tipo de cambio fijo con el dolar estadounidense. Las nuevas monedas creadas para las colonias pretendían facilitar la importación de bienes a París para las tareas de reconstrucción después de la Segunda Guerra Mundial, asegurándose Francia su «derecho» sobre los recursos naturales de sus ex-colonias africanas .
El acuerdo entre los bancos centrales de las colonias y París era :
- Un tipo de cambio fijo frente al franco francés.
- Plena convertibilidad de sus monedas en francos franceses garantizada por el Tesoro francés.
- Fondo común de reservas de moneda extranjera en el que participan todos los países de las ex-colonias francesas (al menos el 65 % de las posiciones en reservas depositadas en el Tesoro francés, donde se les concede una garantía de tipos de cambio).
- Como contrapartida a la convertibilidad, se da participación a las autoridades francesas en la definición de la política monetaria en la zona de las ex-colonias francesas.
A lo largo de los años Francia acordó diversas devaluaciones de los francos de las colonias, sin consultar a los países afectados, que vieron devaluadas sus monedas hasta un 23%, reduciendo el poder de compra de la población, especialmente de las clases más bajas. Actualmente, el tipo de cambio fijo y la convertibilidad no es con el franco sino con el euro .
La principal consecuencia para las ex-colonias francesas es que sus exportaciones están sobre-evaluadas, es decir, son más caras (entre un 25% y un 30%), lo que se convierte en un impuesto a la exportación, que impide la diversificación de los productos y los mercados a los que exportan estas ex-colonias, profundizando en la dependencia monetaria y económica de la metrópoli francesa, y creando un neo-colonialismo .
Referencias