Fracaso del capitalismo

Fundamentos y causas

  • El fundamento clave del capitalismo es que la búsqueda de ganancia, rentabilidad, beneficios y dinero, es la fuerza motriz de todo el sistema económico. Para que los mercados capitalistas satisfagan una necesidad, debe haber una expectativa de beneficios que motive a las empresas a buscar y suministrar un producto o una solución a dicha necesidad. La suma de todos los intereses particulares, nos dicen los capitalistas, es el interés común que será satisfecho con eficacia por la «mano invisible» de los mercados capitalistas.
  • Para que haya expectativas de ganancia y emprendimiento empresarial, la economía debe crecer. Las personas más pobres, con menos poder adquisitivo, así como los sacrificios de los/as trabajadores/as en sus derechos laborales, se justifica con la teoría (hipótesis, más bien) de Kuznets del trickle-down («goteo hacia abajo» o derrame): el crecimiento económico genera riqueza, que acaba «cayendo» también a las personas más pobres, reduciendo la desigualdad y, eventualmente, erradicando la pobreza.
  • La tierra, las personas, el trabajo, el dinero, las expectativas, los datos, las emisiones de CO2, todo es susceptible de convertirse en mercancía y ser comerciada en los mercados capitalistas.
  • Los capitalistas aportan el capital para la producción, a cambio de un beneficio económico esperado, y los/as trabajadores/as venden su fuerza de trabajo a cambio de un salario. La sociedad y las relaciones de poder se estructuran con base en esta diferente distribución de los medios de producción y de riqueza, creándose una estructura de clases sociales: principalmente la burguesía por un lado y la clase trabajadora por otro. En la teoría marxista, ambas clases luchan constantemente por defender sus intereses de clase (salvo aquellas personas alienadas por su carencia de conciencia de clase), ya que se trata de intereses contrapuestos y el beneficio de uno es el perjuicio del otro.
  • El capitalismo postula que los mercados y los precios libres son más eficaces que la planificación estatal de la economía. Habrá que preguntarse para qué o para quién son más eficaces, porque ni los mercados, ni la «mano invisible», sirven para distribuir la riqueza con justicia, ni mejorar las condiciones de vida de los más desfavorecidos, ni controlar los fallos del propio sistema capitalista.
  • El capitalismo no fue diseñado o ideado previamente a su implantación para que cumpliera la satisfacción de las necesidades de la sociedad o el bienestar de los individuos, sino que las diferentes relaciones entre los ricos, los militares y los gobernantes fueron dando forma, improvisada e interesadamente, a un sistema que luego fue teorizado y justificado por los economistas, siendo el primero de ellos Adam Smith en 1776.
  • El capitalismo postula que las necesidades son infinitas y esto hace que los recursos sean escasos.
  • El capitalismo no ha cumplido las exigencias mínimas de cualquier sistema económico, y ni siquiera cumple sus principios básicos. No son simples fallos, o desviaciones, que se puedan corregir con un ajuste de precios, un impuesto o mejorando la competitividad y la mercantilización.
  • El incremento del PIB, del empleo y del nivel educativo, no generan, cada una de ellas por sí sola, una reducción de la pobreza .
  • El sistema de producción capitalista es cíclico y genera crisis sistémicas . Entre crisis y crisis no hay realmente un ciclo de expansión, propiamente, sino de ajuste de los derechos y condiciones económicas de quienes menos tienen.
  • El acaparamiento, agotamiento y contaminación de recursos vitales, imposibilitan la supervivencia de muchas comunidades humanas.
  • El consumismo, el hedonismo y el individualismo destruyen las redes de solidaridad y apoyo mutuo, y culpabilizan a cada persona de su infelicidad y desdicha.

Impactos negativos

  • La tasa de rentabilidad ordinaria del activo neto de las empresas no financieras está reduciéndose desde los años 50 del siglo pasado (en las empresas europeas está alrededor del 5-6%) , haciendo menos atractiva la inversión y el emprendimiento en diversos sectores esenciales para toda la red productiva, lo cual conduce a las crisis .
  • Los/as trabajadores/as en el sistema capitalista han pasado de la esclavitud (y no en todas partes), a la explotación y la precariedad laborales. La cuestión, como ya apuntaron Marx y Engels, es que los salarios no pueden ser iguales al valor añadido generado por la fuerza de trabajo, pues, en tal caso, los capitalistas no obtendrían el beneficio esperado a su inversión de capital. En el capitalismo, de una u otra forma, los/as trabajadores/as «tienen» que recibir un salario inferior a su productividad y, en definitiva, al trabajo efectivamente desempeñado: el salario siempre es inferior a la cantidad de trabajo realizado. Cuando las empresas y los analistas económicos dicen que se debe «incrementar la productividad», lo que realmente se está diciendo es que los/as trabajadores/as tienen que trabajar más por el mismo salario, esto es, más explotación y precariedad laboral.
  • El tiempo de trabajo se va ampliando y flexibilizando, ocupando gran parte de nuestra vida, cada vez más, conforme aumenta la explotación y la precariedad laboral. Gran parte del tiempo vital acaba dedicándose al trabajo asalariado, para poder vivir, y vivir para trabajar .
  • La desigualdad de ingresos entre ricos y pobres, ha crecido en todo el mundo y también en Europa .
  • La pobreza, tanto de personas sin ingresos como de aquellas que tienen salarios insuficientes para cubrir sus necesidades básicas, se ha incrementado, no cumpliéndose los objetivos de reducción de la pobreza en España .
  • La inseguridad alimentaria se ha incrementado del 22% al 26% entre 2014 y 2019.
  • 2.200 millones de personas carecen de agua potable gestionada de forma segura y 4.400 millones de personas carecen de saneamiento gestionado de forma segura .
  • 789 millones de personas carecen de acceso a la electricidad. El 17% de la energía procede de fuentes renovables .
  • El aire contaminado causó la muerte prematura de 4,2 millones de personas en 2016 .
  • La huella material mundial pasó de un consumo de 73.200 millones de toneladas métricas (2010) a 85.900 millones de toneladas métricas (2019), es decir, un incremento del 17,4%. La huella material a nivel mundial aumenta más rápidamente que el crecimiento de la población y la producción económica. En 2015, la huella material per cápita en los países de altos ingresos era más de 10 veces mayor que la de los países de bajos ingresos .
  • El año 2019 fue el segundo más cálido registrado, y se estima que la temperatura global podría aumentar hasta 3,2 ºC en 2100 (el objetivo es que no se incremente más de 1,5 ºC) .
  • La reducción global de emisiones de CO2 debería ser como mínimo del 7,6% anual, y en 2020, a pesar de los confinamientos, se llegó al 6% .
  • La acidificación de los océanos se ha incrementado entre 2015 y 2019, entre un 10% y un 30%, de forma que continua amenazando el medio marino .
  • La pérdida de biodiversidad continúa aumentando, y 2.000 millones de hectáreas, que afectan a 3.200 millones de personas, se degradan.
  • Los desechos electrónicos aumentaron un 38% entre 2010 y 2019.
  • La población urbana que vive en barrios marginales creció un 24% en 2018 .
  • El suicidio en España se ha duplicado en España desde 1980, y supera, desde 2009, a la mortalidad acumulada por accidentes de tráfico y delitos de homicidio .
  • A nivel mundial el número de muertes por homicidios, conflictos armados y terrorismo, se ha incrementado entre 1990 y 2017 .
  • El sistema capitalista que domina actualmente las relaciones de producción y consumo de casi todo el mundo, resulta que carece de un objetivo predeterminado, de una orientación o brújula, sino que se somete al azaroso o aleatorio designio de un ente mitológico (la «mano invisible»), instaurando así la mayor anarquía económica que se haya ensayado jamás. Un sistema cuyo único referente claro es la maximización de beneficios económicos, lo mismo puede ayudar a satisfacer las necesidades humanas como al exterminio de la mitad de la humanidad, sin inmutarse.

Casos y ejemplos

Acumulación originaria (el centro)

Imperialismo y colonialismo (la periferia)

Gran Depresión de 1929

Crisis del Petróleo de 1973 y 1979

Globalización capitalista

Gran Recesión de 2008

Mercados cautivos

Pobreza, precariedad laboral y gig economy (economía de recados)

Referencias