Fundamentos y causas
- El trabajo, el tiempo, la tierra, los recursos naturales, los servicios públicos, el conocimiento, y casi cualquier cosa, se transforman en mercancías que entran en el mercado y sólo se intercambian o disfrutan mediando el dinero.
- El valor de los bienes y servicios mercantilizados depende del precio que el mercado pague o esté dispuesto a pagar por ellos. En el capitalismo, el valor y, por tanto, el precio de las mercancías depende de factores emocionales (manipulables también emocionalmente) como la percepción de necesidad y la satisfacción o el beneficio esperados.
- Las empresas se estructuran sobre la base del capital y sus acciones son convertidas en mercancías que son vendidas y compradas en los mercados para obtener beneficios por la transacción.
- La provisión de rentas y capital es imprescindible para la supervivencia de las personas. La inmensa mayoría de la población activa está abocada a tener que trabajar para obtener rentas, y cada vez es necesario trabajar más horas incluso para proveerse de bienes y servicios esenciales para la vida humana . La vida deja de ser un derecho fundamental y se convierte en un bien que debe ser comprado cada día en los mercados.
- El tiempo libre que no dedicamos a trabajar, también ha sido mercantilizado por el capitalismo, y la publicidad constante conduce hacia el consumo de entretenimiento (hedonista y de la industria estética). El mayor consumo de entretenimiento es un nuevo indicador de éxito y prestigio social.
- La economía capitalista tiene como fundamento y objetivo el crecimiento continuo de las mercancías y de los intercambios mercantiles, tanto para la producción como para el consumo.
- El PIB (Producto Interior Bruto) se convierte en el único indicador importante para medir la salud de la economía e incluso el bienestar de la población.
- El crecimiento del PIB es imprescindible para el capitalismo, ya que es el indicador que promete beneficios a las empresas y la remuneración de las entidades financieras vía intereses y especulación.
- El éxito social y hasta la salvación espiritual, se miden en función del grado de acumulación de mercancías o dinero que tiene cada individuo o entidad.
Impactos negativos
- El incremento de los bienes y servicios que se mercantilizan y están sometidos a un precio de mercado, automáticamente los transforma en bienes y servicios tan escasos como el dinero en circulación, en tanto que el dinero es imprescindible para adquirirlos o disfrutarlos. Por tanto, la mercantilización genera una economía de la escasez, no de la abundancia y desde luego no de la satisfacción de las necesidades básicas de una forma igualitaria.
- Los derechos ser transforman en servicios, y en ese momento, su disfrute no está garantizado nada más que para quien puede pagar el mismo, y el ciudadano se convierte en un simple cliente de servicios que puede permitirse o no.
- El dinero y la acumulación de éste se convierte en un fetiche de la riqueza, un nuevo ídolo seguido diariamente por miles de millones de feligreses. Incluso la espiritualidad se convierte en una mercancía que genera un negocio boyante.
- El aumento de los beneficios de una minoría son, para los gobiernos, más importantes que la vida de la mayoría.
- La forma de conseguir un crecimiento y mayores rentabilidades es mercantilizar servicios públicos por medio de su privatización, lo cual genera nuevos mercados y crecimiento del PIB. El capitalismo neoliberal, en cada país y a través de organizaciones internacionales como el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional (FMI), ha impuesto procesos de privatización de empresas y servicios públicos, normalmente a fondos y multinacionales de países extranjeros, que se han acabado prestando a precios mayores que cuando eran públicos y excluyendo a la población desfavorecida que antes podía disfrutar de tales servicios privatizados. Además, muchas veces las grandes privatizaciones han supuesto pasar de un monopolio público (legal o natural) a un monopolio/oligopolio privado, con lo que desaparecen las supuestas mejoras de eficacia y eficiencia. Y todo ello sin contar que el capital privado adquiere empresas cuyas costosas infraestructuras básicas (red eléctrica, red ferroviaria, embalses, centrales eléctricas y nucleares, redes de telecomunicaciones) han sido financiadas por el presupuesto público, que si tuvieran que realizarlas exclusivamente el capital privado serían totalmente inviables .
- La privatización y desinversión en múltiples sectores estratégicos de cada país, genera una alta dependencia y inseguridad a nivel energético, alimentario, y de servicios públicos .
- Las grandes corporaciones capitalistas reducen sus riesgos sobornando al poder político, legislativo e incluso judicial, para favorecer su libertad de actuación, el acceso a los recursos naturales o humanos que necesitan, y un régimen fiscal benévolo.
- Las corporaciones multinacionales tienen unos ingresos anuales superiores al PIB de muchos países, un tercio del PIB mundial y mueven el 50% del comercio internacional.
- El PIB es un indicador que sólo mide las actividades que suponen un intercambio de dinero. Esto supone que hay muchas actividades no mercantiles que quedan fuera del PIB y que hay externalidades no cuantificadas por el PIB. Así, el PIB no mide o cuantifica los daños provocados a bienes públicos como la contaminación del aire o del agua, la pérdida de fertilidad de los suelos, la deforestación, la desaparición de especies, o el agotamiento de recursos materiales o energéticos. La depredación de la naturaleza es algo que no importa para el PIB, y no existe ningún límite teórico para esta depredación que, para los capitalistas, puede prolongarse hasta el infinito. En tanto que el PIB no depende necesariamente de un aumento de la producción de bienes materiales, se llega a sostener que la «desmaterialización de la economía» (basándola principalmente en servicios y especulación financiera) generaría el crecimiento ilimitado necesario para la supervivencia del capitalismo.
- La obsesión con el crecimiento del PIB conduce a olvidar que un aumento de los intercambios monetarios no implica un incremento del bienestar de la población. Una economía que estuviera basada en crear cada vez más mierdas, y que la población pague por consumirlas, cumple perfectamente los objetivos del capitalismo: aumentar el PIB e incrementar los beneficios de las empresas.
Casos y ejemplos
Los bienes comunes y la propiedad de la tierra
Programas de «ajuste estructural»
Derechos de contaminación y de emisión